Baños de agua fría tras competir o entrenar
19 agosto 2017 Entrar en una tina con hielo después del entrenamiento es una práctica muy común entre los atletas, pues es una excelente forma de recuperar los músculos más rápidamente y reducir el dolor.

Además de este baño de hielo, algunos deportistas utilizan también el contraste de temperaturas, alternando entre agua fría y caliente, con lo cual se obtiene un efecto muy parecido a la inmersión en hielo. Pero, ¿realmente funcionan estas técnicas?

La teoría detrás de la inmersión en frío después del ejercicio

Esta teoría está relacionada con el hecho de que el ejercicio intenso en realidad causa microtraumas, es decir, pequeños desgarros en las fibras musculares. Este daño muscular no sólo estimula la actividad de las células del músculo y ayuda a reparar el daño y fortalecer los músculos, sino también está vinculado con el dolor muscular, que se produce entre 24 y 72 horas después del ejercicio.

Se cree que la inmersión de hielos tiene estas ventajas:

-Constreñir los vasos sanguíneos y los productos de desecho a ras, como ácido láctico, de los tejidos afectados.
-Reducir la actividad metabólica y ralentizar los procesos fisiológicos.
-Reducir la hinchazón y la descomposición del tejido.

Luego, con el recalentamiento, se acelera el flujo sanguíneo y la circulación, y a su vez, mejorar el proceso de curación.
 
 
 
 
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