Paratriatelta Stockwell con la mira en Río 2016
7 julio 2015 Para algunos, servir en las fuerzas armadas de su país es una decisión difícil de tomar. Si bien es cierto que es un acto valiente, honorable y gratificante, sin dudas trae consigo los riesgos lógicos de defender a su nación. Para otros, como la paratriatleta estadounidense Melissa Stockwell, fue la decisión más fácil en su vida.

“Siempre me preguntan por qué me uní al ejército y mi respuesta es bastante simple: amo nuestro país, amo América, el rojo, blanco y azul de mi bandera, y quiero demostrarlo. Siempre fue mi plan.”

Su plan, sin embargo, tomó un giro de mayor seriedad el 11 de septiembre de 2001 tras el ataque al World Trade Center. Stockwell estaba en el programa del Campo de Entrenamiento para Oficiales de Reserva (ROTC) y mientras viajar al extranjero siempre había sido una posibilidad, lo que sucedió el 11/9 lo hizo real.

Stockwell llegó a Bagdad, Irak en calidad de comandante de escoltas, a cargo de diferentes vehículos. Fue allí donde sufrió una lesión que cambiaría su vida para siempre.

El 13 de abril de 2004, a solo tres semanas de su llegada, estaba saliendo de su campamento en Humvee cuando una gran explosión hizo que su vehículo se chocara contra una valla de contención antes de estrellarse en una vivienda local. Stockwell estaba entrenada para una situación de este tipo pero no para lo que estaba a punto de descubrir.

Al intentar salir del vehículo, vio un gran charco de sangre bajo sus pies y comenzó a gritar por ayuda. Un médico la sacó del camión y le dio primeros auxilios. Ahí, Stockwell vio que había perdido un miembro en la colisión.

Perder una pierna es algo devastador, trágico, aunque Stockwell lo tomó de una manera completamente distinta. De hecho, ella usa una palabra para describir su situación: suerte.

“Estaba absolutamente agradecida por seguir viva. Cuando llegué al Centro Médico Nacional Militar Walter Reed me ayudaron a poner todo en perspectiva porque estaba rodeada de otros soldados que estaban mucho peor que yo—con lesiones cerebrales, más de un miembro perdido. Realmente no podía compadecerme demasiado de mí porque aún me quedaban tres miembros, podía ver, tenía mi mente y mi corazón intactos. Realmente tuve suerte porque estaba viva.”

Su pérdida fue el comienzo de algo en lo que nunca habría soñado: poco tiempo después de sufrir la lesión descubrió los Paralímpicos. Ella había crecido deseando representar a su país como gimnasta olímpica por lo que los paralímpicos le permitirían representar a los EEUU de una manera diferente.

En 2008, Stockwell compitió como nadadora en los Juegos Olímpicos de Beijing y no solo recibió una medalla sino que tuvo el honor de ser la abanderada en la ceremonia de clausura, honor que recuerda con orgullo frecuentemente.

Luego de Beijing, Stockwell fue invitada a competir en el triatlón. Temerosa de un deporte en el que nadas, pedaleas y corres en la misma carrera, finalmente decidió probar. Cuando cruzó la meta se dio cuenta que se había enamorado de este deporte y gracias a ese momento…el resto es historia.

Melissa Stockwell es triple Campeona Mundial de Paratriatlón (2010, 2011, 2012) y actual mente entrena para competir en Río 2016. Es fundadora de Dare2Tri, club de paratriatlón en Chicago que tiene como objetivo ayudar a que atletas con discapacidades puedan competir en triatlones. Además trabaja en el campo de la próstetica para ayudar a gente con situaciones similares a la suya. Stockwell lleva una vida apasionada, nunca abandona sus sueños porque sabe que tiene suerte de estar viva.

Vestir un uniforme y servir a su país siempre fue importante para Stockwell. Cuando la vida dio ese giro que implicó sacrificio físico, encontró el deporte, el triatlón, encontró un uniforme nuevo para representar el rojo, blanco y azul que tanto ama.
 
 
 
 
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